¿Y ahora qué?
Sólo esperar.
Ya llegará
lo que tiene,
por destino,
que aparecer.
Yo soy yo,
así, como ves.
No escondo,
no engaño,
no miento.
Soy cristal.
Mirame,
descúbreme
y después...
ámame
o déjame.
Es simple.
No hay más.
¿Y ahora qué?
Sólo esperar.
Ser aceptado
(o quizá no)
no depende
de mi ser.
Yo me ofrezco,
así soy.
Eres tú
y sólo tú,
quien debe saber
si soy para ti
o me tengo
que ir.
Se va, se aleja, se marcha
esta vacía y fria sensación
que me apretaba y ahogaba
hasta hacerme desfallecer.
Canciones extrañas ya no duelen
no son nada más que sonidos
que, sin sentido, me alejan
de una inexplicable etapa
en la que yo no era yo
(sólo una sombra de un ser)
que vivía en mi propia piel.
Ahora sonrio.
Miro alrededor y veo la gente
con el sonido se sus voces
reclamando un espacio en este mundo
del que somos protagonistas
y en el no tenemos el papel
que desearíamos representar.
Se va, se aleja, se marcha
con paso firme y veloz
toda la negra espesura
en la que vivía hasta ayer.
Ahora sólo encuentro la luz.
Es debil aún, pero también
la diviso muy blanca
entre las sonrisas mudas
que en mis nuevos oidos
empiezan de cero a sonar.
Todo lo que dentro nace,
quiere salir al exterior
rompiendo las barreras
de mi débil carne,
desgarrando con sublime dolor
(que es dolor, sino ánsia)
de no agarrar lo que quiero,
de no mirar lo que no debo,
de no gritar lo que debo callar,
del silencio que muestro
en este vacio momento
en el que mis ojos secos
brillan por las lágrimas
que no quieren volar.
Mas, las ayudo y las suplico
que limpien este momento
(horrible momento)
que me está tocando vivir,
por amar sin ser amado,
por besar sin ser besado,
por confiar en la propia ceguera
que me ha llevado a la penumbra
de unas horas eternas
en las que ya no quiero vivir.
Miro hacia atrás,
deseo verte llegar,
pero tu estás en otro lado
con una sonrisa
que no es para mi.
¿Rencor? No... sólo eres olvido.
¿Dolor? No... sólo eres desagrado.
¿Daño? No.. sólo eres alivio.
¿Amor? No... sólo eres fantasia.
¿Engaño? No.. sólo eres ceguera.
¿Recuerdos? No... sólo eres pasado.
¿Palabras?... No... sólo eres silencio.
¿Deseos? No... sólo eres un suspiro.
¿Entonces?... ¿que eres ahora mismo?
Yo te lo diré.
Eres nada.
Sonidos arrancan de tu boca
que adivino (y creo) como palabras.
Sinsentidos con un claro vaivén
de idas y venidas dentro de un juego
en el que mi "yo" se estrella cada dia
contra un "tu" que no logro comprender.
Un sentimiento que es como una ola
chocando contra mi y que despues se va,
hace mella, rompe y desaparece
con el propósito firme de destruir
la barrera de mi propio sentir.
Sonidos que son palabras,
caricias disfrazadas de dolor,
miradas que se asoman con miedo,
arropos de incógnitas inquietudes
al ser juego o juguete roto
de caprichos ajenos, desvestidos,
de un te quiero hoy y hoy ya no.
Palabras que ya no quiero oir,
que me niego a escuchar.
Este final es mi derrota,
la batalla la he perdido ya.
Mi error fue jugar a ganarte
cuanod no habia nada por lo que luchar.