20.10.12 in

La Diosa

La Diosa recorre mi cuerpo...
no me toca, pero mi piel siente
cada ápice del fuego de la mirada
en su respiración latente.
La Diosa, fraguada con ojos claros
de sonrisa pícara y maliciosa
me lleva a la tentación cada día
de mil pecados pretenciosa.
Me reta con el leve susurro
de sus labios hechos de lluvia
que parecen querer abrazarme
y humedecen en mar los mios
sin que tenga que acercarme.
La Diosa con su cuerpo de serpiente
sompe el cielo y lo hace suyo.
Lo agarra, lo roba y lo guarda...
...es su trofeo...
...es su tragedia...
la de ser única en nuestra tierra
la de hacer del corazón su distancia
dándose la vuelta con arrogancia
llevándose así un beso ansiado
que por pecado me es negado.
La diosa eterna e imparable
castigo bíblico hecho mujer
de caderas que llegan a aterrar
pues mueven las olas del mar.
a las que me quiero, y no puedo, aferrar.