3.3.12 in

CALLES EN BLANCO Y NEGRO

Las calles se vuelven magia
con su profunda tristeza
al encontrarse en la soledad
que de ellas mismas emana
al caer estas fechas grises
en las que todo se renueva
y se vuelca en ocres y marrones.
La ciudad se retrae
en la mas absoluta timidez
y pone su cara mas amarga
cuando sobre sus aceras
desfilan ausentes sombras
que dicen llamarse personas,
 recorriendo como maniquíes
con sus pasos negros a deshora
los caminos del Otoño
en laberínticos caminos
que no llevan a ninguna parte.
Es entonces cuando salgo,
cuando me pierdo, cuando recorro
los recovecos perdidos
de una urbe que grita por ser más,
por tener color, por tener alma,
mientras que las sombras que lo pueblan
sufren incesantes penas
por no saberse pertenecedores
de una vida que pasa delante
que no saben ver ni apreciar.
La ciudad grita y llora,
se vuelve blanco y negro,
 y mis ojos la van como es,
porque igual que ella, asi soy yo.