3.3.12 in

LA ESPERA

El ánsia gris de la espera
en la ajena soledad de un café
junto a las conversaciones marchitas
de las oscuras sombras que te rodean,
te aislan y te agarran fuerte
mientras miras a una puerta
esperando esa ráfaga de luz
que te traiga ráuda e inminente
la sombra de quien está a punto
de entrar en tu vida.
Los segundos parecen no pasar
en momentos que se saborean
con el nectar del encuentro,
en ese instante en que los ojos
cruzan sus indecisas miradas
y la sonrisa sea protagonista
entre dos almas que coinciden
en un instante y en un lugar.
Otro sorbo más al cafe
y todo parece oscuridad.
El tic tac pesa como el plomo,
y en la entrada, solo ausencia.
Parece que no va a llegar.
......
Pero en el último segundo
cuando casi has arrojado al suelo
el arma de la fé en esta espera,
un pequeño ruido en la puerta
reaviva tu muerto corazón
y entra en tu espacio
la persona ansiada.
La mirada, la sonrisa,
la espera terminó.